Píldoras para Creativ@s: Consejo básico para cualquier escritor/escritora

Buenas de nuevo Paginativos,

Con esta primera entrada, inauguramos una nueva sección de artículos breves. En ellos, nuestros socios y autores afines nos darán unas pequeñas pinceladas sobre alguno de los retos, dificultades o experiencias a las que se han tenido que enfrentar. Serán unas líneas que nos presentarán una realidad y el modo de enfrentarla que tuvo. La primera llega de la mano de nuestro Presidente y Escritor Carlos Arroyo:

Aprender a escribir narrativa era un anhelo personal desde hace muchos años. Esas ideas y esos relatos que bullen en el cerebro quieren salir. Luego lees el resultado y sientes que algo le falta para que el lector entienda exactamente todas las emociones que tratabas de transmitir.
Entonces decides apuntarte a talleres de escritura presenciales, on-line o de cualquier tipo. Es como si, por proximidad, un escritor pudiera contagiar de sus técnicas a sus alumnos como si el oficio fuera un virus.
Así, buscando en manuales, vídeos tutoriales, talleres de narrativa y de poesía o charlando con otros escritores, transcurren años. Un día me sorprendí corrigiendo un texto como aquellos profesores a los que admiraba y me pregunté qué día cambié. A lo mejor me había despertado así una mañana como le ocurriera a Samsa.
Después de mirarme en un espejo para asegurarme de no tener antenas, alas o caparazón, me vuelvo a preguntar cuándo y cómo.
La primera pregunta es fácil de responder. No hay un cuándo. Escribiendo y leyendo diariamente, sucede poco a poco.
La segunda pregunta me llevó más tiempo. No consideraba que supiera mucho de escritura. Aún hay cien mil cosas que mejorar. Y lo entendí. Lo importante es no considerar nunca que ya has llegado. El camino acaba cuando quiera detenerme. Y mientras siga escribiendo, seguiré aprendiendo. No hay más misterio. Para comenzar a dar consejos, tendría que decir que no dejes nunca de aprender.
Conocer todas las técnicas posibles es importante para decidir si quieres seguirlas o saltártelas. Ningún escritor reconocido escribe sin conocer las reglas ni innova sin saber qué normas se está saltando.

Hasta la siguiente receta,